Promover la salud mental se ha consolidado como uno de los mayores retos para la humanidad. Por otro lado, el alzheimer es una de las enfermedades que mayor repercusión ha tenido sobre el bienestar mental de las personas.
De hecho, informes epidemiológicos indican que la incidencia del alzheimer ha crecido con el tiempo, considerándose la causa principal para el desarrollo de la demencia en el 60% de casos diagnosticados a nivel mundial.
El alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta y disminuye la calidad de vida de quien la padece, puesto que produce un progresivo y marcado deterioro cognitivo que empeora con el tiempo.
¿Qué es el alzheimer?
La enfermedad de alzheimer, abreviada como EA, es un trastorno cerebral neurodegenerativo causado por la muerte neuronal en determinadas regiones del cerebro, que produce un desgaste progresivo de las funciones cognitivas.
Se caracteriza por ocasionar problemas conductuales, de memorización y de raciocinio.
La EA aparece frecuentemente en los adultos mayores (especialmente entre los 65 y 80 años). Sin embargo, nunca debe considerarse como un síntoma propio del envejecimiento.
En sí, el alzheimer ocurre por la incapacidad que tiene el organismo de eliminar ciertas proteínas que se van acumulando, depositando y transformando, en regiones estratégicas del cerebro que están implicadas en procesos cognitivos.
Todo ello ocasiona daños irreversibles para las neuronas y, debido a este daño, tiene lugar la aparición de los síntomas característicos de la enfermedad.
Síntomas de la enfermedad
Conocer la sintomatología del alzheimer permite lograr un diagnóstico temprano de la enfermedad, que supondría la mejor medida clínica para tratarla a tiempo.
La pérdida de memoria es el síntoma más común y reconocido de la EA, pero cada paciente reacciona de forma distinta ante esta afección.
Además, la enfermedad del alzheimer avanza en las personas por diversas etapas, que son:
- Etapa temprana o leve.
- Etapa media o moderada.
- Etapa final o grave.
Debido a la variabilidad de los síntomas, las etapas suelen superponerse y, por ende, esto dificulta poder “reconocer” en qué etapa se encuentra cada paciente.
Síntomas de la etapa temprana
La fase temprana de la EA conforma los primeros 3 años de desarrollo del trastorno, donde el paciente todavía es independiente y puede arreglárselas por sí solo.
Se caracteriza por un deterioro moderado de la memoria episódica, donde la persona comienza a olvidar pequeñas cosas, como palabras familiares o algo que acaba de leer.
Aquí se presentan problemas de concentración y dificultades para recordar eventos recientes. Entre los síntomas más comunes están:
- Problemas para encontrar palabras o denominaciones correctas.
- Dificultad para retener nueva información.
- Desorientación moderada.
- Perder cosas o no recordar dónde colocaron ciertos objetos.
- Dificultad para organizarse.
- Leves cambios conductuales (donde se le puede ver más estresado y agresivo).
Aunque el inicio de la EA es irreversible, diagnosticar en esta etapa permite al paciente y su familia hacer planes a futuro para sobrellevar la enfermedad de la mejor manera.
Síntomas de la etapa moderada
Es la etapa más prolongada y está comprendida entre los 3 y los 10 años de curso de la enfermedad.
En esta etapa las alteraciones de las funciones cerebrales son más evidentes en el paciente, haciéndole tener fallas persistentes en:
- El comportamiento.
- El lenguaje.
- El reconocimiento emocional.
- El razonamiento.
- La memoria.
Por ello se dice que los síntomas de la fase moderada se componen primordialmente de tres aspectos:
- Afasia, que sucede cuando la persona tiene dificultad para comunicarse.
- Apraxia, que hace que el paciente no pueda llevar a cabo tareas motoras ni movimientos intencionales (incluso teniendo la destreza previa).
- Agnosia, que tiene lugar cuando el individuo es incapaz de identificar objetos o personas familiares.
Entre otros indicios típicos que nos dicen que una persona está en la fase moderada tenemos:
- Incapacidad de recordar eventos e información personal.
- Actitud retraída en situaciones sociales.
- No recuerda su dirección ni su número de teléfono.
- Presenta problemas de incontinencia urinaria.
- Cambio en los patrones de sueño.
- Se desorienta fácil y constantemente.
- Adquiere comportamientos repetitivos.
Síntomas de la etapa grave
Es la etapa final de la enfermedad, donde la atención y el cuidado de los pacientes son obligatorios. Se caracteriza por una grave y notoria pérdida de las facultades cognitivas.
En la fase final, los afectados ya no responden al entorno, tienen una dependencia física total de sus cuidadores y pierden, casi por completo, su personalidad.
Los síntomas cerebrales se agravan cada vez más, dando como resultado que las personas puedan:
- Perder la noción del tiempo y realidad.
- Experimentar pérdidas en las capacidades del habla y escritura.
- Presentar dificultades para sentarse, caminar o deglutir alimentos.
- Tener rigidez en los músculos, posibles ataques epilépticos y temblores frecuentes.
- No ser capaces de reconocer a nadie (ni a sí mismos en el espejo).
Aquí se debe tener especial cuidado clínico, pues los pacientes serán más propensos a contraer infecciones debido a que su sistema inmunológico se encuentra comprometido y debilitado.
¿Existen tratamientos para el Alzheimer?
Es importante establecer que el alzheimer se trata de una enfermedad que no tiene cura.
Sin embargo, a través de los años de estudio y las investigaciones que se han llevado a cabo en el área de la neurociencia clínica, se han podido concretar ciertos tratamientos y fármacos efectivos para mejorar los síntomas de la enfermedad.
Actualmente existen dos fármacos empleados para esto:
- Inhibidores de colinesterasa.
- Memantina.
Inhibidores de colinesterasa
Los inhibidores de colinesterasa son implementados para aliviar los síntomas que se presentan en la etapa leve y la etapa moderada. Estos permiten frenar el desarrollo de la sintomatología al mejorar la memoria y la concentración.
Entre los fármacos más comunes del mercado están:
- La galantamina, que ayuda a retrasar la pérdida de las capacidades mentales.
- La rivastigmina, que mejora la función mental (memoria y pensamientos).
- Donepezilo, que cumple la misma función que los anteriores.
Memantina
Por otro lado, la memantina es usada para aliviar síntomas de pacientes que se encuentran en la etapa moderada y etapa grave.
Este medicamento hace posible que los pacientes mantengan sus capacidades cognitivas por más tiempo.
Los científicos que investigan y estudian a la EA no solo buscan desarrollar la cura, sino también encontrar mejores formas de cuidar a los pacientes para aliviar la carga que la enfermedad supone en ellos y en sus familiares.
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